Breves consideraciones a partir de dos estilos artísticos que se presumen disímiles: Apuntes sobre L
En un principio ¿qué tiene que ver Rusia con México? ¿Existe algún lazo similar que pueda ser considerado como una característica univoca entre los dos países?
Alguna similitud política, estética, geográfica, culinaria, religiosa, folclórica; Alguna característica filosófica, religiosa, ontológica o tal vez adentrándonos más; humorística
Verónica Castro, La Rosa Salvaje, aunque pudiera parecer absurdo es un puente con unos cimientos fortísimos capaz de acortar distancias. Las telenovelas de Televisa, El chapulín colorado y el chavo del ocho. Por supuesto, referentes de la cultura popular.
Para mí, como para la mayoría de los habitantes de este país, Rusia se nos antoja como un lugar extraño, con habitantes fríos y completamente diferente a nuestro México, pudiera parecernos hasta exótico, al igual que Rusia que como referente inmediato de México tiene a las estrellas televisivas de los ochentas del siglo pasado, para mi generación los referentes inmediatos son las caricaturas de la extinta unión soviética televisadas en los noventas por canal 11, amén de un sinfín de maleantes herederos de la guerra fría quienes siempre obstaculizaban el avance de los héroes televisivos norteamericanos, es decir, la cultura pop en todo su esplendor. Alejandro Barreto es un enamorado de este tipo de expresiones, que si bien podrían parecer banales, son el perfecto receptáculo de una sociedad amorfa cada vez es más difícil de entender. ¿Cómo entender a este país si no es a través de sus gustos, sus creencias, sus filias y sus fobias? El autor de Lubokus .ru. mx va más allá de las primeras impresiones, se adentra más en la esencia de las cosas y no en los meros accidentes, en lo simple y superficial que aparenta ser el espectáculo de masas: La luchas libre, personajes ficticios y arquetípicos estigmatizados por una sociedad doble moralina, personajes icónicos del underground artístico, Juan José Gurrola, Melquiades Herrera, Kaliman y Towi Panda, los Hipsters y los buchones, íconos socioculturales que traspasan las fronteras, todos ellos recogidos, no de manera incidental, sino con un pleno análisis y conocimiento de causa, no todos afines, y eso también hay que destacarlo, a él , pero dignos de ser mencionados, retratados, analizados.
Todo lo que ha sido alta cultura, fue en otro momento cultura popular y viceversa. La alta cultura y la baja cultura, resultan, a veces un invento. ¿Por qué hacer del arte algo limitado y propio de ciertos sectores? O por qué pensar que para que el arte sea accesible a todos, tiene que ser de una calidad disminuida. También en cierto que el arte es para todos, aunque no todos quieran entenderlo.
El arte popular, valga el término, a eso que conocemos ambiguamente por arte popular, el arte hecho sin pretensiones, la expresión necesaria de los barrios bajos, del arte que no tiene cabida en museos y galerías, porque quizá tampoco le interesa, es el más vivo, el más cambiante. Uno puede tratar de analizarlo, tratar de entenderlo, pero si pasa cierto tiempo deja de ser un fenómeno y puede irse tan pronto llegó, no por moda sino porque al tratar de limitarlo, de catalogarlo, inevitablemente se escurre de las manos como un puñado de agua. Por otro lado existen ciertas expresiones que en su momento no fueron catalogadas como arte, sino como un medio de difusión de información. Un ejemplo son los grabados de José Guadalupe posada, que jamás fueron considerados parte de la alta cultura por sus contemporáneos al igual que los luboks denostados por la aristocracia rusa de su tiempo. Ahí radican las similitudes y es ahí donde Alejandro Barreto, capta, no sólo de manera técnica, sino con una visión más profunda los rasgos que unen dos expresiones en apariencia separadas, no sólo geográfica sino ideológicamente, es ahí donde derriba las barreras que precisamente el arte pretende echar por tierra para completar el ciclo y convertirse más allá de la expresión solipsista, en comunicación y fenómeno colectivo.
Qué quiere Alejandro Barreto lograr con este documental, ¿qué es lo que logra? Demostrar, en primera instancia que, muy a pesar de lo que se cree, en Rusia también tienen sentido del humor. Un sentido bastante ácido, que, tal vez a nosotros se nos escape, que probablemente no asimilemos del todo, pero que, no obstante, guarda aspectos similares en cuanto a la crítica política, la sátira, y la esencia de lo artístico.
Ser el primer embajador del Lubok en México, no es poca cosa. Unir a dos países más allá de la política o la diplomacia no es algo que deba tomarse a la ligera. Y lubokus. Ru. Mx. Es el pretexto ideal para estrechar los lazos entre ambos países, lazos artísticos, estéticos y similitudes que rebasen lo meramente superficial.